Celia Sánchez y la fortaleza de su ejemplo
Una combinación formidable de exigencia y sentido humano en el enfrentamiento de cada problema nos legó la inolvidable Celia Sánchez Manduley. De ella continuamos aprendiendo siempre, con esa entrega de dulzura, cariño, afecto y su alegría de vivir, con la más rigurosa exigencia en los principios y en el trabajo revolucionario.
Y nos alienta cada día como cubanos a enfrentar las vicisitudes cotidianas, a movilizarnos y unirnos, a seguir adelante con la frente y los puños en alto, porque toda su propia vida fue lucha, esfuerzo y sacrificio, sin quejas y sin cansancio, hasta el último aliento.
La evocamos con cariño cuando se alude a la Heroína de la Sierra y del Llano. Ella llevaba al plano humano el principio martiano de que “toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz”, y transmitía en el hablar la sensación de confianza, esa que se necesita para decir siempre la verdad y la exigencia de saber que su mirada penetrante rechazaría cualquier mentira.
Pero Celia, la mujer entera, la clandestina, la combatiente, la ejecutiva, nos legó también el tesoro del sello distintivo de su absoluta fidelidad a los principios revolucionarios, a Fidel, a Raúl, a tantos… Y Fidel, para quien resultara eficaz colaboradora, la valoró en toda su dimensión: “La compañera Celia era muy exigente, muy meticulosa en todos los detalles, muy cumplidora, muy esclava del deber en todos los campos: en la guerra, en la paz, en la construcción del socialismo en nuestro país”.
Asomarse a su vida, sobre todo por los jóvenes, es profundizar en un hermoso legado y en una fuente permanente de enseñanza para las presentes y futuras generaciones. A ella habrá que recurrir una y otra vez cuando se busque un ejemplo imperecedero de mujer cubana que trascendió a su tiempo.
Como creadora, se volcó toda en aras de construir, de hacer una obra de beneficio colectivo para dejar una huella duradera, a lo que se unía un sentido de lo hermoso, exaltando la belleza cubana.
A ello nos debemos sumar todos los que amamos esta tierra, haciendo homenaje cotidiano a su vida y su obra. Porque gustamos rememorarla de esa manera, como ella misma era: auténtica, delicada, llena de pureza y cubanía, sobre todo resumiendo en nuestro hacer esa vocación humanista que la caracterizó y que sintetiza toda la propia obra de la Revolución.