Coraje de valor en tres jóvenes extraordinarios

Aquellos tres jóvenes que conmocionaron a la ciudad de Santiago de Cuba el 30 de junio de 1957 eran todo valor y coraje, muy decididos en el cumplimiento de sus misiones, por muy arriesgadas que fueran. Ellos, cuyos nombres la historia atesora en el altar de la Patria, siempre son recordados: Josué País García, Floromiro Bistel Somodevilla (Floro) y Salvador Alberto Pascual Salcedo (Salvita).
Fueron ultimados a balazos cuando se dirigían en automóvil a un acto político organizado por la tiranía batistiana en el parque Céspedes de esa urbe, donde desde horas tempranas los combatientes revolucionarios clandestinos habían colocado una bomba, oculta en una alcantarilla.
Después se rumoró que el tiro de gracia que le causó la muerte a Josué, único que resultó herido en la acción, lo había recibido mientras era trasladado en un jeep de la Marina de Guerra hacia el hospital y que hasta su último aliento estuvo dando vivas a la Revolución y a Fidel Castro.
Josué, bajo la certera dirección de su hermano Frank País, se había integrado a las luchas revolucionarias con apenas 14 años de edad, desde el mismo día del zarpazo del 10 de marzo de 1952, perpetrado por el tirano Fulgencio Batista.
Después del heroico asalto al Cuartel Moncada del 26 de julio de 1953, integró uno de los grupos de jóvenes que se organizaron para estudiar y difundir La Historia Me Absolverá.
Por su destacada participación en las luchas estudiantiles fue elegido varias veces para ocupar el cargo de secretario organizador de la Asociación de Alumnos del Instituto de Segunda Enseñanza y allí obtuvo la Beca Heredia, concedida al mejor expediente del curso.
Matriculó la carrera de Ingeniería Mecánica en la Universidad de Oriente, manteniendo su condición de excelente estudiante, no obstante, el tiempo que le tomaban sus actividades de las luchas clandestinas.
También Josué dio muestras de una valentía extraordinaria, avalada por una larga lista de acciones revolucionarias que ejecutó en las difíciles condiciones de la lucha clandestina. En más de una ocasión fue detenido y golpeado fuertemente, más eso no quebrantó su voluntad, por el contrario, se hizo más firme. Era ejemplo de fidelidad y poseedor de una gran madurez y capacidad de análisis, poco común a la edad de 19 años.
Ese 30 de junio, hace 66 años, el Movimiento 26 de Julio y el pueblo de Cuba perdieron a tres valiosos compañeros de lucha, muy jóvenes aún, que también eran alegres, jaraneros, dicharacheros, osados y tenían algo de bailadores, como Salvita que había ganado un concurso.
Así Santiago de Cuba, conmocionado y rebelde, decidió velar juntos a los jóvenes revolucionarios caídos y sus féretros fueron cubiertos con banderas de 26 de Julio, en medio de las voces que entonaban, con excepcional dolor y patriotismo, el Himno Nacional.
Frank País, extraordinario jefe de la lucha clandestina, no pudo salir del lugar donde se mantenía oculto y, ante el dolor por la pérdida y la imposibilidad de despedir a su hermano, le dedicó hermosos versos: «Cumpliste tu vida, tus sueños. Moriste peleando y de frente».

Los santiagueros recuerdan este día a Josué, Floro y Salvador, jóvenes caídos en desigual combate contra la tiranía, y que hoy inspiran con su ejemplo los retos de actuales y futuras generaciones.
En la intercepción del Paseo Martí y la avenida Flor Crombet, lugar donde fueron baleados, se reunieron autoridades del Gobierno y representantes de las organizaciones políticas y de masas para depositar ofrendas florales a nombre de todo el pueblo cubano.