Día Internacional de la Danza: Un homenaje a la vida

Día Internacional de la Danza: Un homenaje a la vida
Foto: Radio Victoria de Girón.

Cada 29 de abril se festeja en el mundo el Día Internacional de la Danza. La celebración conmemora el nacimiento del coreógrafo, bailarín y estudioso de la danza Jean Georges Noverre, a quien se le adjudica la creación del ballet moderno, con un notable legado en su práctica y teoría.

La trascendencia de la fecha, como otras conmemoraciones, apunta hacia el reconocimiento de la común entre lo diverso, a la superación de barreras (políticas, culturales) y el estímulo de actividades encaminadas a promover esa iniciativa en sentido general.

En 1982 y como parte de una sugerencia de Piepor Gusev, reconocido maestro ruso, el Comité Internacional de Danza adscrito al Instituto Internacional de Teatro optó por crear un día para reconocer esa manifestación artística.

La Unesco, de conforme a la iniciativa eligió el 29 de abril por el motivo antes mencionado como una forma de atraer la atención de las personas y estimular la participación en manifestaciones vinculadas con la danza desde el amplio abanico cultural existente, más allá de las condiciones particulares de cada región o país.

Un llamado a la hermandad desde el arte es la máxima que por esta fecha ocupa a los promotores de la celebración, engalanada, como es costumbre, por el mensaje de un representante de esa disciplina para su difusión en el mundo.

La bailarina argentina Marianela Núñez fue la encargada del mensaje oficial en este año. Estos son algunos extractos de su intervención, en la cual, como en otros momentos, aprovechan la oportunidad para rendir homenaje a la vida desde la revitalización de las posibilidades de la danza:

“Un recuerdo no alcanza para hacer historia. Y la historia de un teatro, como la de cada uno, es también la historia de los demás, de cómo un arte como la danza migró y creció en diferentes latitudes.

“(…) Con frecuencia, las instituciones se sumergen en un silencioso anonimato, sin rostros ni apellidos, evitando enfrentarse al eco del pasado.

“(…) Estoy junto a ustedes en el compromiso de rescatar y revitalizar la historia de maestros, artistas y coreógrafos que han enriquecido el mundo de la danza, merecedores de ser escuchados por las generaciones venideras. Que sepamos todos que no somos espectadores, sino herederos de una tradición forjada con arte, dignidad y sacrificio, nutriendo nuestro camino con vocación y amor por la belleza. Si bien el futuro y el presente acaparan nuestra atención, sin el sólido cimiento del pasado, sin la fertilidad de nuestra tierra, el árbol de la danza no puede florecer. Las raíces son tradición y a la vez… nutrientes”.

Lázaro Hernández Rey