El primer periódico de Cuba

El primer periódico de Cuba

¿Sabía usted cuál fue el primer periódico editado en Cuba? Según los historiadores, fue La Gazeta de la Habana, fundada en 1746 y cuyo director, a partir de 1782, fue don Diego de la Barrera, uno de los pioneros en ejercer el prestigioso oficio del periodismo, aun incipiente en esa época.

El mencionado folletín se publicaba semanalmente, probablemente los lunes. Su contenido incluía noticias políticas y comerciales, además de disposiciones gubernamentales.

No se conserva ningún ejemplar de este semanario, solo una referencia bastante crítica escrita, durante su estancia en La Habana, por el general venezolano Francisco de Miranda, precursor de la independencia latinoamericana.

Unos años después, el 24 de octubre de 1790, por iniciativa del capitán general don Luís de las Casas, vio la luz el Papel Periódico de la Havana. Su primer director y principal periodista fue precisamente don Diego de la Barrera, quien contó con la colaboración del sabio cubano Tomás Romay.

Tres años más tarde (hacia 1793), se sumaron las plumas de José Agustín Caballero y Francisco de Arango y Parreño, ilustres personalidades de la cultura y la economía cubanas, miembros de la influyente Sociedad Económica de Amigos del País.

Estos primeros periódicos cubanos, al igual que en otras naciones, publicaban principalmente anuncios comerciales. Se nutrían de informaciones aportadas por «colectores»: personas cuyo oficio las situaba en lugares, donde ocurrían los hechos noticiosos.

El contenido de aquellos boletines sería más o menos así:

«El 16 de octubre entró en este puerto el bergantín correo El Pinzón”; «Llegó de la Florida la balandra La María con quesos, papas y mantequilla»; «El 18 arribó de la costa de Guinea el bergantín Americano con 77 negros (49 varones y 28 mujeres)»; “Se vende una negra joven, dócil y con buenas cualidades para nodriza”.

También incluían artículos sobre agricultura; comercio; eventos sociales, como bailes públicos y tertulias; sobre higiene; textos literarios, como poesías y  narraciones, y otros temas de interés para quienes poseían dinero para comprar los periódicos y la instrucción necesaria para leerlos.

Antes de la prensa escrita, las noticias circulaban gracias a personas, cuyos oficios las llevaban de un lado a otro del archipiélago: carretoneros del azúcar, peones ganaderos, vendedores ambulantes y otros similares. Los dueños de los negocios les encargaban enterarse de los acontecimientos para mantenerse informados.

Los centros de intercambio eran los lugares de descanso establecidos a lo largo de los caminos, donde estos trabajadores se reunían para alimentarse y pernoctar.

Como puede suponerse, el estado deplorable de las vías y la lentitud de los transportes hacían que muchas noticias llegaran a sus destinatarios con meses de retraso, por lo que sus portadores debían tener muy buena memoria.

¡Qué contraste con la actualidad, cuando uno puede comunicarse con alguien al otro lado del globo en solo segundos, con solo un clic en su computadora o un toque en la pantalla de su dispositivo móvil! Como dice la canción: ¡Cómo cambian los tiempos!

Hoy miles de medios, impresos y digitales, especializados en ciencia, política, cultura e incluso moda, están listos para difundir diariamente cientos de miles de noticias –no siempre veraces, por cierto.

Si desea saber más sobre el periodista cubano, don Diego de la Barrera, nació en Alhucemas (Marruecos) el 13 de noviembre de 1746, pero se estableció en La Habana durante su infancia. Allí estudió en la escuela de los Padres Dominicos.

Destacado escritor y periodista, su primer trabajo editorial fue la Guía de Forasteros de la Isla de Cuba en 1781, publicación que dirigió a partir de 1793.

Gilberto González García