José Antonio Aponte y su espíritu libertario

José Antonio Aponte y su espíritu libertario
Foto tomada de Internet

Muy cubano y rebelde era aquel vigoroso criollo nombrado José Antonio Aponte y Ulabarra, negro libre además,  que fue ahorcado el 9 de abril de 1812 junto a unos colaboradores,  por dirigir la primera conspiración de carácter nacional que registra la historia de Cuba, y que abarcó varios pueblos y haciendas hasta el extremo oriental, en Baracoa.

Aponte, con sus cincuenta años a cuestas, encarnó tempranamente el espíritu libertario que después floreció a partir del 10 de octubre de 1868. Aunque eran frecuentes las rebeliones de esclavos en Cuba de manera espontánea e instintiva contra los abusos y las injusticias de sus amos, los “bocabajos”, los cepos y los grilletes, éstas no cumplían un plan concreto, y sobre todo carecían de la necesaria unidad y organización.

Los esclavos huían a los bosques y las montañas; eran los llamados cimarrones, quienes vivían en agrupaciones denominadas palenques. Y fue Aponte quien los organizó en una red conspirativa a nivel de todo el país, que incluía a hombres blancos de buena voluntad, amantes del fin de la esclavitud y de la independencia de la patria, fundamentalmente en Camagüey y La Habana. España temía una sublevación esclava como la ocurrida en Haití (1771) y se ocupó en presentar a Aponte como un feroz personaje, con rasgos racistas, anhelante de sangre y venganza.

Cuando Aponte fue apresado y juzgado, después del fracaso de la insurrección que organizara, le fue confiscado un libro de pinturas de su autoría, hecho a mano, que las autoridades españolas descubrieron en su casa. El volumen estaba integrado por 63 láminas en las que se combinaban pinturas, dibujos y collages de abanicos decorativos, grabados e ilustraciones de diversos orígenes.

El libro era un compendio de historias bíblicas, recreaciones de paisajes de varias latitudes y evocaciones celestiales, en las que los negros aparecían como emperadores y guerreros. Aponte afirmó que lo había creado como un regalo para el rey de España; pero las autoridades estaban convencidas de que lo había utilizado para estimular a sus colaboradores: les mostraba imágenes de negros poderosos, en escenas idílicas, para mostrarles que un mundo distinto era posible: era su visión de la libertad.

Y aquel ejemplo primero del rebelde y conspirador  José Antonio Aponte fructificó en el espíritu de esta tierra indómita, que continúa negándose al dominio, al abuso y los maltratos por parte de los poderosos, entendido ahora por ese empecinamiento de los enemigos del Norte por dominar a Cuba y destruir su Revolución.

A la interno, Cuba se empeñar por edificar una sociedad bajo sólidas nociones sobre la igualdad racial y la eliminación de rezagos desde un pasado colonial. Como parte de la voluntad política del Estado y Gobierno cubanos para enfrentar la discriminación en la sociedad, se creó el Programa Nacional contra el Racismo y la Discriminación Racial, aprobado por el Consejo de Ministros en noviembre de 2019, que viene aportando sus frutos a partir de 18 programas de la administración central del Estado y más de una decena de subprogramas, entre ellos la preservación de la memoria histórica; el trabajo con los organismos formadores; y las investigaciones científicas relacionadas con la etnicidad y el color de la piel.

Los avances y proyecciones revelan la consistencia de una sólida plataforma de acciones en la ruta por erradicar, más temprano que tarde, manifestaciones y actitudes que laceran la condición humana y son incompatibles con el modelo socialista.

Hoy los cubanos recuerdan el legado y también la fuerza imaginativa de José Antonio Aponte, que además de un líder fue un artista en el más amplio sentido. No falta este día el homenaje a un hombre que para muchos de sus compatriotas sigue siendo apenas una referencia en los libros de historia, pero que es uno de los más relevantes precursores de nuestras gestas libertarias.

Ana Rosa Perdomo Sangermés