José Maceo, hombre sin dobleces y de ruda franqueza

José Maceo, hombre sin dobleces y de ruda franqueza
José Maceo.

¡Cuánto habrá que contar todavía de aquel joven mulato santiaguero que, con solo 19 años, se levantó en la lucha en la manigua, apenas un día después de iniciada la contienda de 1868! ¡Cuánto tributo queda por brindar a aquel grande,  José Maceo, que se ganó con mérito propio el seudónimo de León de Oriente y lo dio todo siempre, hasta su vida, por la libertad de su Patria!

La inspiración del destacado poeta cubano Manuel Navarro Luna, descendiente de mambises, supo aquilatar el valor de aquel excepcional patriota, que alcanzó el grado de Mayor General del Ejército Libertador, y expresarlo en 1949 en sentidos versos: “Todo lo sufre por la Patria./ La prisión, el destierro, la desnudez, el hambre,/ Por ella peleó cual ninguno/ Y derramó por ella en tres guerras la sangre./ Aquel pecho no tuvo más latidos/ Que para los heroicos y sublimes arranques/ …¡Era una centella de coraje!”

De manos de Máximo Gómez y José Martí recibiría el importante ascenso militar, por los 27 años dedicados al combate y sus méritos excepcionales como guerrero de primera fila, y porque el Apóstol de la independencia de Cuba lo considerara Dios de la Guerra: “… de carnes, seco, dulce la sonrisa; la camisa azul y negro el pantalón: cuida, uno a uno, de sus soldados…”

José Marcelino Maceo Grajales (su nombre de inscripción) fue un héroe de carne y hueso  con una destreza increíble en sus manos para manejar el machete y el revólver al mismo tiempo, que libró centenares de combates gloriosos, regó diez veces con su sangre la tierra patria y jamás disminuyó ni un ápice su voluntad y patriotismo, a pesar de adversas circunstancias.

De él habrá que seguir aprendiendo todos los días; de su firmeza, de su oposición a todo acto de sedición, de su fidelidad a la causa, su sacrificio constante junto a todo un profundo sentimiento antiesclavista e independentista para la patria colonizada. No por casualidad, la fiereza de José Maceo le venía de la estirpe de una familia brava, entregada por completo a la lucha por la independencia de Cuba del dominio español.

¡Y qué decir de sus altos valores éticos, honradez, dedicación al trabajo, valentía y solidaridad!, cualidades  que le hicieron ganarse el respeto y el cariño de todos, incluyendo jefes y subordinados.

En estos días extraordinarios, en los que se pone a prueba, una vez más, el espíritu de resistencia, la capacidad creativa y la unidad del pueblo cubano, con la seguridad de que la Revolución proseguirá su marcha indetenible, a 175 años de su natalicio ¡José Maceo está más presente que nunca!

Ana Rosa Perdomo Sangermés