Libros que no debemos dejar de leer: Cuentos populares cubanos de humor

Libros que no debemos dejar de leer: Cuentos populares cubanos de humor

Entre los libros esenciales de la literatura cubana, uno que no debemos dejar de leer lleva por título Cuentos populares cubanos de humor, del polifacético artista e investigador Samuel Feijóo: un mosaico narrativo que captura el alma del folclore rural cubano.

Publicado originalmente en 1981 por la editorial Letras Cubanas, esta obra trasciende el mero registro de historias para erigirse como acto de resistencia cultural. Feijóo, poeta, pintor y etnógrafo autodidacta, dedicó décadas a recorrer bateyes, montañas y pueblos, recogiendo relatos gestados en la tradición oral por personajes anónimos del campo cubano. Su labor no se limitó a transcribir, reelaboró cada narración con lenguaje sintético y picaresco, preservando su autenticidad mientras las adaptaba para el lector urbano.

Protagonizan estos relatos los arquetipos fundacionales de la cultura popular insular: el guajiro astuto que burla al poderoso, el negro esclavo cuya ocurrencia desarma cadenas, el gallego ingenuo que tropieza con la realidad criolla, el cura pícaro que espeja las contradicciones de su rebaño. Todos encarnan, con sus virtudes y defectos, los entresijos de una identidad en construcción.

Los temas, la avaricia, la ignorancia y la supervivencia, se universalizan al trenzarse con elementos locales: mitos afrocubanos que susurran en los cafetales, tradiciones que marcan épocas de miseria… refranes que guardan la sabiduría de siglos. Feijóo desmonta jerarquías mediante la risa, arma filosa que desnuda hipocresías: exagera rasgos, invoca fantasías, teje ironías y se abraza al sentido común popular para revelar verdades.

Su prosa evita el barroquismo literario y opta por un lenguaje directo, moldeado en la cadencia del narrador oral. Los giros campesinos y adagios ancestrales funcionan como puentes entre la ruralidad y la urbe, entre el pasado que se resiste a morir y el presente que lo desconoce. Bajo su aparente sencillez, sin embargo, laten reflexiones filosóficas sobre la condición humana. En sus cuentos, cada final es un espejo que devuelve múltiples imágenes de nosotros mismos.

Como bien señaló Alejo Carpentier en el prólogo a ese libro, Feijóo logró lo excepcional: revelar la “sabiduría ecuménica” del pueblo cubano, equiparable a las grandes tradiciones orales universales: “Samuel Feijóo hizo mucho más que regalarnos un extraordinario libro de cuentos criollos. Nos ha revelado cuán honda, universal, ecuménica, puede ser, en ciertos casos, la sabiduría de nuestros pueblos”, escribió el intelectual.

La labor de Feijóo rescató del olvido relatos que, de otro modo, habrían naufragado en el maremoto de la migración rural y la modernización. No por casualidad su novela Juan Quinquín en Pueblo Mocho (1964), adaptada al cine, comparte con estos cuentos el mismo espíritu jocoso y la crítica social soterrada bajo la máscara del humor.

En conclusión, Cuentos populares cubanos de humor no es simple etnografía, sino creación literaria que celebra la resiliencia de un pueblo que convierte la adversidad en chiste y la memoria en resistencia. El autor, con mirada amorosa pero cargada de ironía, nos recuerda que la cubanía auténtica se teje en los márgenes: en el batey donde el sol quema la piel, en la montaña que esconde secretos, en la voz del guajiro que ríe mientras ara la tierra.

Este libro, antídoto contra la colonización cultural contemporánea, desafía la erosión identitaria. Mientras los imperios imponen sus narrativas, Feijóo nos legó un espejo donde Cuba se reconoce, no en monumentos oficiales, sino en los avatares de sus narradores anónimos.

Gilberto González García