Pancho Amat, la vida y el tres

Pancho Amat, la vida y el tres
Foto: Cubarte

Güira de Melena, 22 de abril de 1950. Francisco Leonel Amat Rodríguez llega al mundo. Pancho, para los conocidos, recorre una infancia aderezada por la influencia de Carlos Embale, Tata Güines, Richard Egües, Félix Chapottín y Miguelito Cuní.

Desde temprano el tres se convierte en referencia. Su incursión en el mundo de la música estuvo complementada por una formación ecléctica con base en la trova, en los músicos empíricos y en aquellos con una técnica consagrada, así como en las décimas, la rumba y el son.

También transitó por el Conservatorio Ignacio Cervantes, cursó diferentes posgrados y se preparó en Chile, país en donde colaboró con grupos como Quilapayún e Illimani, y con músicos como Víctor Jara y Violeta Parra. Igualmente, realizó estudios de orquestación asesorados por maestros como Frank Fernández, Juan Elosegui y Rafael Lay, entre otros.

En 1971 se gradúa de la carrera de Pedagogía en la Universidad de La Habana y funda el grupo Manguaré. Se mantuvo en su dirección por 17 años, tiempo en el cual realizó decenas de giras internacionales y obtuvo numerosos reconocimientos.

Con técnicas propias del jazz, la trova y los géneros clásicos, Amat llevó al tres a un estadio superior como instrumento concertante. Actualmente está considerado como su mejor intérprete en Cuba. Las aportaciones al respecto combinan la técnica y la tradición para la contemporaneidad en una síntesis de personalidad y talento.

Hacia 1987 formó parte de Adalberto Álvarez y su Son y en 1995 funda El Cabildo del Son, grupo con el cual ha consolidado su carrera hasta la actualidad. Durante esa travesía afianzó la versatilidad como una de sus cualidades fundamentales y colaboró con artistas como John Parsons, Andy Montañez, Joaquín Sabina, Óscar D´León y Alfredo de la Fe.

Conocido como el “rápido de Güira de Melena”, por su destreza interpretativa, Amat ha dilucidado el camino en la composición para agrupaciones pequeñas, charangas y orquestas.

En su trabajo queda una obra con luz propia, ajena al paso del tiempo, que dialoga con diversos géneros sin excluir influencias ni repertorios. Ese legado aparece a lo largo de su carrera y en producciones como Son por tres, De San Antonio a Maisí, Yo traigo un son y Mis raíces, por citar algunos ejemplos.

La afinación campesina superpuesta a una interpretación compleja lo definen sobremanera. Pancho ha engrandecido el papel del tres en la música cubana mediante la exploración denodada de sus límites expresivos, sin agotarlos.

“Me siento feliz de haber explotado al máximo mi instrumento y despertar la curiosidad de los jóvenes, provocar su curiosidad de manera tal que el tres no se quede siendo un objeto de museo, sino un instrumento vivo”.

Con ese empeño y con deseos de mucha salud y prosperidad, felicitamos al también Premio Nacional de Música en su cumpleaños 73.

Lázaro Hernández Rey