Pedro de la Hoz sobre Luis Carbonell: nos tatuó con su poesía

El vicepresidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), Pedro de la Hoz, recordó en el Comité Provincial de la organización en Santiago de Cuba, al Acuarelista de la Poesía Antillana, Luis Mariano Carbonell Pullés, durante el encuentro de Poetas del Caribe y el Mundo “Jesús Cos Causse”, cita que homenajeó al gran artista cubano, por cumplirse el próximo 26 de julio el centenario de su natalicio.
En el contexto de la edición 42 del Festival del Caribe, el también reconocido periodista, intercambió sobre el placer que significó conocerlo y ser su amigo. «Siempre decía que sin Santiago de Cuba no hubiese sido posible nada para él. Integró la nómina de la emisora CMKC, por eso pienso que la emblemática institución le debe un homenaje también en estos cien años. Recordando que él estuvo allí, que fue desde sus estudios donde hizo pública sus primeras armas artísticas y desde ahí también fomentó su carrera musical que merece ser más conocida, puesto que en la CMKC ejerció como pianista acompañante».

De acuerdo con el sitio web de la UNEAC, de la Hoz, quien mereciera en la actual Fiesta del Fuego el Premio Internacional Casa del Caribe, enfatizó su presencia además, en la televisión santiaguera, por eso dijo «cómo no reconocer entonces el genio y la gracia, el estilo único que insufló a las estampas costumbristas y la poesía vernácula, si nos tatuó con su poesía».
Junto a escritores, declamadores y representantes de las diferentes manifestaciones artísticas, procedentes de varios países, aseveró Pedro de la Hoz, que de Carbonell habrá que hablar siempre en presente, así como de su amistad con Nicolás Guillén, sus virtudes éticas, su interés por los clásicos, su cultura extraordinaria, su lealtad a este país y la Revolución.
Miguel Barnet, presidente de honor de la UNEAC, agregó, lo definió como la cúspide de la narración oral, la expresión de las alegrías más profundas del alma colectiva, la satisfacción de los apetitos cotidianos, donde no solo la alegría sino la reflexión tienen su más recóndito asidero.
«Debemos recordarlo como el santiaguero que fue, porque supo repartir desde su ciudad lo local en lo universal».