Rosita Fornés, una luz vestida de pueblo

El 11 de febrero de 1923 nació Rosalía Lourdes Elisa Palet Bonavia, Rosita Fornés, como sería conocida popularmente.
Armada de una versatilidad inusual, se desempeñó con maestría en el cine, la radio, la televisión, el cabaret, la revista musical, la zarzuela, la opereta, el drama clásico y la comedia ligera. En esos escenarios desplegó su universo creativo y edificó un homenaje a la vida y al arte.
“He recorrido casi el mundo entero, al menos una gran parte y siempre voy como artista cubana (…) así me conocen en todos los países que he visitado”, manifestó quien naciera en los Estados Unidos y sintió un sentido de pertenencia hacia Cuba en todos los ámbitos.
Rosita siempre abrigó la prosperidad y los buenos augurios como un rasgo de su personalidad. “Salud es lo que pido, y pido para todo el mundo, para todos los que me quieren y para todos los que están a mi alrededor”, confirmaba la vedette más importante de América Latina.

Valorar su impronta nos remite a recordar el paso por el cine en México, sus intervenciones en la radio y el mundo del espectáculo en Cuba, aquella aparición con el platillo volador en los predios de la actual Ciudad Deportiva o sus incursiones en la canción lírica, por citar algunos ejemplos.
Premio Nacional de Teatro (2001), de Televisión (2003) y de Música (2005) fue nombrada como Artista de Mérito de la Radio y la Televisión cubanas y fue reconocida, entre otras distinciones, con el trofeo de La Avellaneda, el trofeo al Mérito, otorgado en México, y la réplica del machete de Máximo Gómez.
Su legado permanece imperturbable frente a lo que Gabriel García Márquez calificara como la ignominia sacramental del tiempo. Quienes compartieron escena con ella confirman su calidez y valía como ser humano. Era incapaz de sostener miradas de envidia o rencor y tenía una habilidad innata para comunicarse con el público y apoderarse de su atención.
Desde ese profesionalismo honesto y acucioso hasta el carácter electrizante donde confluían la vedette, actriz y compañera ideal, el arte de Rosita Fornés fue, es y será un ejemplo para cualquier creador. Por ello muchos la consideran como la más completa de las artistas cubanas.
“No hizo otra cosa en su vida que trabajar con profesionalismo magistral para entregarle al público su encanto y glamour, atributos implícitos en su personalidad”, expresó el escritor cubano Miguel Barnet en la despedida de esta figura universal.
Él la calificó como un pueblo vestido de luz. Quienes le rinden homanaje en el centenario de su nacimiento pueden dar cuenta de ello.