Única e imprescindible, Nancy Morejón

Única e imprescindible, Nancy Morejón
Foto tomada de Prensa Latina

Poeta, ensayista, crítica literaria y teatral, ensayista y traductora. Ser humano complejo y raigal, fulgurante y representativo de las dimensiones en las cuales transita el universo ampliado de sentimientos. Así podría figurar un esbozo descriptivo sobre Nancy Morejón, y digo esbozo, porque la obra de esta autora, trazada desde las raíces fundacionales de la identidad y la pertenencia, no agota la creatividad del cáliz ofrecido por esta mujer al mundo en su inagotable prospección de formas y significados.

“Yo escribo porque necesito hacerlo, el impulso de escribir es irracional. A mí me gustaría mucho que mi escritura sirviera para despejar incógnitas, para mejorar cosas de la identidad nacional, de las relaciones entre las culturas, de las relaciones de carácter familiar (…)”, afirmó en una ocasión.

Quienes se han acercado a su obra pueden atestiguar la experiencia acumulada desde las cláusulas endémicas contra la desmemoria y la ignominia sacramental del tiempo en los poemas de Nancy. El reclamo para aclarar interrogantes abarca otras esferas, en particular ha merecido reconocimiento su tratamiento de temáticas referidas a la feminidad y la negritud.

La evolución en las formas de su escritura no es unidireccional ni separada. Existe un continuum, sin embargo, en el cual se reafirma la universalidad en argumentos como la mujer, la familia, la raza, La Habana (la ciudad que la vio nacer) o la oralidad, en un todo destinado a exponer la perentoria necesidad de la apertura de culturas sobre los tribalismos o aquiescencias reduccionistas: “Creo en la tradición oral como adorable puente de identidades dispersas aún por todos los territorios de gozo… de esa tradición oral se han servido algunas de mis creaciones literarias…”

Como explica la profesora Carmen Alemany Bay:  “Poesía, como ha dicho la crítica, en la que se aúnan la negritud, la feminidad y la revolución, pero también lo familiar. Y como trasfondo de estos temas aparece lo revolucionario, donde la palabra adquiere una dimensión épica en la que el yo equivale a un nosotros aglutinador de una colectividad con la que se quiere comunicar más directamente, sin demagogias ni contrasentidos. De este modo, lo cotidiano se convierte en imprescindible y los acontecimientos diarios y sus rituales son elevados a materia artística.

“La voz poética de Nancy Morejón, cargada de sentido y contenido, se perfila a través de una vertiente cultural en la que siempre está presente lo simbólico, como la intención de detener el tiempo, de hacerlo perdurable para encontrar lo bello y dar significado a lo irracional. A partir de la conjunción de tradición y de cultura, podemos entender la presencia en su poesía de un lenguaje hermético -consecuencia del valor intrínseco que adquiere la palabra-, y de un lenguaje coloquial, determinado por el tradicionalismo oral que se instala en muchas de sus composiciones. El resultado de conjugar todos estos elementos es el de una poesía que, como un hermoso paisaje, un impactante cuadro o un perfecto paso de danza se detienen y se fijan en la memoria durante muchos años; así ocurre con la poesía de Nancy Morejón”.

“Yo me defino como un ser social, fue, soy y seré un ser social, por lo tanto, en mi poesía fueron saliendo y entrando elementos. Sin embargo, yo no he dejado de darle importancia a la calidad, nunca he dejado de darle importancia a la enseñanza de la literatura”, expresó Nancy. Un vistazo por sus creaciones confirma tal aseveración. En su caso, además, la excelencia literaria está acompañada de una virtuosa expresión oral, una declamación íntegra, diáfana y profunda que convierten las recitaciones de sus poemas en un placer insospechado.

Hoy cumple ochenta años. ¡Muchas gracias, Nancy, y mucha salud!

Lázaro Hernández Rey