Wichy. El juego serio y personal de la literatura

La impronta de Luis Rogelio Nogueras es, sin dudas, rica y variada. Intensidad, originalidad y compromiso tienen en él la voz de un representante que esbozó con firmes trazos manifestaciones del posmodernismo literario en un esfuerzo donde también se aunaron las exploraciones con los géneros, el lenguaje, la ironía y la combinación de elementos.
“Un escritor incansable, capaz de unir con premeditada imprudencia rigor artístico y humor, exigencia y espontaneidad, a la hora de transitar por la difícil senda de la creación, defensor a ultranza del conversacionalismo, corriente empeñada en la búsqueda de la sencillez y la comunicación directa con el público, a través de una significativa economía de recursos, Nogueras despojó a sus textos de la ampulosidad y la retórica precedentes, sin renunciar por ello a la excelencia”, de esa forma lo valora el investigador Pavel López.
Desde la herencia familiar, con su padre periodista, su madre escritora ocasional y su tío, Alfonso Hernández Catá, reconocido literato, los intereses a temprana edad de Rogelio abrazaron la lectura y la creación de cuentos y poemas. La poesía, precisamente, sería uno de los puntos más reconocidos en su obra, polifacética además, y ante la cual hicieron mucho daño la frontalidad de los prejuicios, el quinquenio gris y la estrechez de miras.
No obstante ello, los subterfugios de Wichy instauraron nuevos áreas de expresión, nuevas vertientes en una apuesta (más bien un convencimiento) de las posibilidades de la literatura para mejorar y cultivar el espíritu humano.
Testigos de esa trayectoria fueron el merecimiento de los premios David y Cirilo Villaverde de la Uneac, y los lauros recibidos por el filme El brigadista, en el cual participó como guionista. Cuando en 1981 obtuvo el premio Casa de las Américas con Imitación de la vida, parecía una la confirmación de un magisterio sin escuelas ni metodologías, más allá de aquellas disponibles en el encuentro causal de la vida con la sensibilidad de Wichy. Era una recomposición de experiencias tras los encontronazos y alegrías, los desafueros y reivindicaciones. Un testimonio poético cuyos versos, al decir de la escritora Gabriela Díaz: “(…) sin acudir a consignar panfletarias, hablan de amor y de compromiso social ante la pobreza, la discriminación y la exclusión (…) es un festín de metáforas comprometidas, donde las ambigüedades no tienen cabida”. Imitación de la vida, como expresó el propio Nogueras, era la culminación del ciclo iniciado en su primer poemario, Cabeza de zanahoria.
La perdurabilidad de la obra de Nogueras dice mucho de su vitalidad, pero también de la fuerza de un recuerdo, ajeno al olvido del tiempo, incapaz de perturbar las palabras en las páginas de una obra tan personal y universal como la suya. Quizá precisamente por ello el reclamo a releer sus trabajos constituya un bálsamo contra los tiempos que corren, un bálsamo para confirmar las esperanzas internas y repasar las certezas olvidadas.
Trabajos como Y si muero mañana siguen siendo disfrutables. Halt, pervive por su actualidad en los tiempos que corren. Los poemas de Wichy son antónimos de lo elusivo y la oscuridad argumentativa. En el prólogo a Encicloferia, antología poética de Luis Rogelio Nogueras, Guillermo Rodríguez Rivera comparte sus logros en la poesía conversacional a partir del arraigo de un nuevo prosaísmo que hace uso de las conquistas de las vanguardias en el continente.
Quienes lo comparan con Jorge Luis Borges no incurren en un sinsentido. Nogueras es uno de los escritores más distinguidos de la poesía latinoamericana en la segunda mitad del siglo XX. El recuerdo de su obra y del ser humano que fue trascienden las normas de crítica y el análisis imperturbable desde supuestos o confirmaciones teóricas, porque el trayecto de Wichy desbordó vida y familiaridad. Por eso las sospechas se acrecientan cuando el nombre de Rogelio y su obra invitan la extrañeza de la desmemoria, cuando no se dice cuán grande fue y cuán presente es, ahora y siempre, en el universo significativo del arte universal y de la cultura cubana.