Benny Moré y la concreción popular del talento

Benny Moré y la concreción popular del talento
Foto: Portal Cuba

Un genio, inmortalizado por su talento y despojado de la herencia superlativa de las exageraciones al vuelo, fue Bartolomé Maximiliano Moré. La intuición para componer y orquestar sin haber estudiado música nació desde el oído de temas populares. En un contexto donde en el país se conformaban bandas más extensas y nutridas, Benny hizo con su banda gigante la quintaesencia del género por referencia.

“Benny Moré no orquestaba; pero iba ordenando lo que le sonaba en su cabeza. Lo que debía hacer cada instrumento, lo cantaba o tarareaba. Benny sabía lo que quería y lo ordenaba. Era un genio en bruto que tenía su cabeza llena de música; era un súper dotado”, comenta el investigador Rafael Lam.

Su éxito, tanto en Cuba como en tierra mexicana, estuvo sustentado por sus dotes como orquestador, pero también por el carácter y confraternidad con los integrantes de su orquesta. De tal suerte no fueron raras las ocasiones en las cuales se encargó de que cada músico recibiera su paga adecuada, incluso si tuvo que prescindir de sus pagos personales.

Benny permaneció en Cuba tras el 1 de enero. Sus condiciones, atemperadas en su contexto, no vieron mayor gloria en las luces más allá de la tierra que lo vio nacer. Un semidiós de ébano, humano por extracto y confabulado con el destino de sus decisiones, la sórdida relación con el alcohol marcó el final de sus días. Entre tanto espacio y maquinación furibunda de los oportunistas al dedo, hoy Benny sigue representando uno de los primeros artistas populares que ha dado la tierra cubana en ese gran continente expresado en la música.

“El estudio y valoración del arte musical desplegado por Benny Moré revela el de un cantor de relevantes dotes, sobresalientes y audaces desplazamientos escénicos en su práctica como talentoso bailarín, y singular director de orquesta. Cualidades, sin duda, herederas de una rica estirpe popular que, al amparo de su estimación por talentosos estudiosos, en la actualidad lo señalan como un decisivo reformador no solo de todo lo que sonaba en su tiempo, sino además, de todo lo valioso del quehacer cantable de lo popular conocido entonces”, explica el musicólogo Jorge Reyes Fortún.

Asimismo, comenta cómo a esas cualidades Moré añadía un estilo interpretativo único, un amplio registro vocal, afinación perfecta y una estupenda capacidad como improvisador de sones montunos y de las diversas y ricas tonadas campesinas.

Rafael Lam, a su vez, ofrece otros pormenores en las aportaciones del Benny:

“Prácticamente (…) hace la síntesis, por lo menos, de casi un siglo, de música cubana; vale decir una síntesis del grueso de la música popular cubana. Esa es la gran proeza de Benny Moré, representar a Cuba, simbolizar la música campesina (el guateque, el punto guajiro, la descarga), asumir la bohemia trovadoresca, reproducir la música callejera de ambiente y éxtasis y frenesí colectivo: dar la imagen del país más rico de la música americana en sus interpretaciones y grabaciones (…).

“(…) Benny Moré crea o magnifica la música cubana llevándola al espectáculo visual. Inaugura una nueva manera de actuar ante el público que magnetiza, fascina, subyuga al espectador. Toda esa libertad que exponía el cantante en la escena es insuperable y, de alguna manera, otros han tratado de aprovechar. Todo esto que anoto va aderezado con una gracia natural, un carisma a toda prueba y un genio indiscutible”.

El homenaje a su impronta siempre va a pecar del contexto, de quienes estuvieron con él y de cuánto significado (relativo o no) podemos asimilar de sus composiciones. Los fonogramas, no obstante, siempre tendrán una omisión clave para entender a Benny en toda su expresión: su teatralidad, sus movimientos en la escena y el mar de expresiones en las cuales confabulaba cada presentación, además de sus dotes personales y su trato para con sus contemporáneos, conforman un todo que trasciende la propia etiqueta de músico y lo inscriben, con todos sus defectos y aprehensiones, en la cúspide de uno de los representantes más excelsos de la música cubana.

Lázaro Hernández Rey