Desde la Sierra Maestra, el primer Manifiesto al Pueblo de Cuba

Desde la Sierra Maestra, el primer Manifiesto al Pueblo de Cuba

El alcance de aquella frase de Fidel: «La Revolución no se detendrá. Nada puede detener lo que está en el corazón y la conciencia de todos los cubanos”, adquiere una extraordinaria vigencia  a 67 años de que el Comandante en Jefe del Ejército Rebelde la incluyera como parte de la redacción (y firma), desde la Sierra Maestra, del Manifiesto del Movimiento 26 de Julio al Pueblo de Cuba, el 18 de febrero de 1957.

Aunque finalmente consideró ponerle la fecha del 20 de febrero, apenas transcurridas pocas horas de la entrevista que le realizara el periodista norteamericano Herbert Matthews, editorialista del periódico New York Times, se hacía necesario sin dilación dar a conocer a toda la nación el llamado a los cubanos dignos para luchar por la libertad de la Patria.

Aquel primer manifiesto surgió como acuerdo de la reunión inicial de la dirección nacional del Movimiento e hizo pública la verdad de que la guerra en las montañas orientales existía, la cual servía para demostrar que la dictadura, después de enviar sus mejores tropas y modernas armas a la zona montañosa más extensa e importante de Cuba, era incapaz de aplastar la Revolución.

Su contenido, de obligada referencia por su importancia histórica y validez hasta nuestros días, expone una valoración de los casi dos meses y medio de lucha guerrillera transcurridos hasta entonces en esa zona, denuncia las atrocidades cometidas por la dictadura entre los campesinos de la región y los daños que provocaban los bombardeos indiscriminados de la aviación batistiana sobre zonas pobladas, causando víctimas inocentes.

Debido a la dura censura de prensa que mantenía la dictadura de Fulgencio Batista en toda la nación, ese Manifiesto circuló clandestinamente y penetró en la conciencia de los patriotas cubanos, que apoyaron la lucha y más tarde se incorporaron a ella como parte del Ejército Rebelde, hasta el derrocamiento de la tiranía, porque ésta, “incapaz de vencer a la revolución por las armas, acudió a las mentiras más cobardes anunciando el exterminio del destacamento expedicionario… cuando en realidad ha resistido valerosamente los reiterados ataques de la aviación y la artillería de montaña, y se bate exitosamente”.

Todo esto ocurría cuando el Ejército Rebelde, en medio de una cacería feroz, había logrado la victoria en la toma del cuartel de La Plata y en la emboscada de Llanos del Infierno. La verdad se imponía frente a la mentira, una vez más, y el grupo guerrillero liderado por Fidel daba poderosas muestras de existir y avanzar, cercanos los ochenta días de iniciada la lucha armada en la Sierra Maestra.

Ana Rosa Perdomo Sangermés