¡En nuestros corazones, los educadores cubanos!

¡En nuestros corazones, los educadores cubanos!
Foto: CubaSí

Un extraordinario logro de la Revolución, a escasos tres años de su triunfo, fue la poderosa fuerza que llevó a vías de hecho la Campaña de Alfabetización con 100 mil brigadistas Conrado Benítez, 121 mil alfabetizadores populares, 15 mil brigadistas Patria o Muerte, y 35 mil maestros voluntarios.

Rememorar aquel acontecimiento asombroso, no solo para Cuba, es motivo especial, teniendo en cuenta que fue un proceso hermoso en que todo un pueblo, de una u otra manera, participó con entusiasmo y gran fervor revolucionario.

Por eso, nada mejor que acercar la mirada cultural a El Brigadista (1977), uno de los grandes éxitos del cine cubano de todos los tiempos, dirigido por Octavio Cortázar y que aborda la Campaña de Alfabetización en Cuba desde una óptica de ficción, basada en un hecho histórico.

Los actores Salvador y Patricio Wood, filme El brigadista

Ese primer largometraje del laureado documentalista de la cinematografía cubana, que escribió el guion junto a Luis Rogelio Nogueras, se propuso -y logró- reflejar lo que constituyó, como hecho cultural más significativo después de la propia Revolución, la hazaña librada por miles de jóvenes, de hombres y mujeres del pueblo, para liberar del odioso lastre del analfabetismo a cerca de un millón de personas, precisamente en uno de los años de agudización de la lucha de clases en Cuba, y que en ese momento tuvo de colofón el artero zarpazo mercenario de la invasión a Playa Girón.

Cortázar, conduciendo con acierto a un grupo de actores, muy jóvenes algunos como el propio protagonista principal Patricio Wood, logró brindar una atmósfera de conflictos, drama, manifestaciones -como el interés de ser útil, la disposición de lucha, el entusiasmo, la fe revolucionaria- de un fenómeno social y político sin antecedentes, al que el enemigo opuso su odio, con sus asesinatos incluidos.

Por supuesto, El Brigadista no fue la historia de la Campaña, lo cual sería muy complejo para recogerla en un filme. Su tema central sí fue la Campaña, pero como resultado de ella la transformación que se va experimentando en el brigadista, un adolescente de la ciudad que llegó a confesar que sentía miedo, pero la causa que lo llevó a la Ciénaga de Zapata, su contacto y el ejemplo de los campesinos, defensores de la Revolución, lo hicieron salir airoso de la prueba y preparado para nuevas misiones.

De importancia también fueron los subtemas del filme: la formación de las primeras milicias campesinas, su rechazo a quienes los explotaron antes de la Revolución y su fidelidad al proceso, todo matizado con la belleza fotográfica de una zona llena de color, flora y fauna impresionantes.

Gracias también a la cinematografía cubana aquella semblanza de la alfabetización nos parece cercana en el tiempo, aun cuando han transcurrido más de seis décadas. En 2017 el actor Patricio Wood rememoraba aquellos momentos, con la realización del cortometraje Todavía veo El Brigadista, que fue una especie de homenaje a los que hicieron posible aquella película y a la Campaña misma. Y habrá que seguir haciendo filmes y literatura, en los que se recoja toda la oleada de energía que inundó a Cuba y que estimuló a muchos de aquellos jóvenes a seguir es camino del magisterio.

Foto: Granma

Aquel 22 de diciembre de 1961, Fidel Castro dio la noticia al mundo de la culminación exitosa de la Campaña y Cuba fue proclamada Territorio Libre de Analfabetismo, fecha devenida desde entonces en Cuba, con toda justicia, como Día del Educador.

A cada uno de ellos, diseminados por toda Cuba, hasta en los rincones más apartados, llegue el mayor de los reconocimientos: el abrazo agradecido de todos, el reconocimiento infinito a su obra de amor. Como expresara Fidel: “Un día habrá que levantarles un monumento a los educadores, como habrá que levantarle un monumento gigantesco a todo el pueblo”.

Ana Rosa Perdomo Sangermés