Por un medio ambiente libre de contaminación

Por un medio ambiente libre de contaminación
Foto: Prensa Latina

El 5 de junio se conmemora, desde 1973, el Día Mundial del Medio Ambiente, que este año 2023 celebra su cincuenta aniversario con la mira puesta en uno de los temas más graves a los que se enfrenta la humanidad: la contaminación por plásticos.

Cifras divulgadas recientemente por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente aseguran que el planeta puede reducir la contaminación por este material en un 80 por ciento para el año 2040, aunque esto demanda la actuación inmediata de todos  para reutilizar, reciclar y reorientar.

América Latina y el Caribe no son ajenos a esta situación, donde solamente el 4,3% de los residuos generados en esta área geográfica es aprovechado, quedando muy por debajo del promedio global.

De allí la importancia de unir esfuerzos y encontrar soluciones a las problemáticas en la gestión de los plásticos, en el mundo y en la región, teniendo en cuenta que es posible enfrentar la contaminación si se toman medidas para prevenir y reducir la generación de residuos sólidos (plásticos) a partir del comportamiento ciudadano y el rediseño de los productos por parte de las industrias.

También se debe incrementar la cobertura de recolección de residuos con el fin de evitar flujos al ambiente y el cierre de sitios inadecuados de depósitos y quemas, así como promover y fomentar el reciclaje de los materiales plásticos para mantenerlos en las cadenas de producción.

Varias son las acciones desde los sitios web oficiales y las redes sociales en general como parte de la campaña #SinContaminaciónPorPlásticos, en ocasión de este día.

A ellas se han sumado los niños, adolescentes y jóvenes cubanos teniendo en cuenta que la protección del medio ambiente siempre ha sido un área de desarrollo científico en Cuba y es deber de los ciudadanos contribuir a la protección del agua, la atmósfera, la conservación del suelo, la flora, la fauna y todo el rico potencial de la naturaleza.

La limpieza y la recogida de residuos plásticos en playas, lagunas y ríos ha centrado la atención sistemática de ellos, reforzada en estos días previos a la importante fecha medioambiental, conscientes de su decisiva contribución a hacer de Cuba y del mundo una «casa» mejor habitable.

La estrategia cubana contempla como objetivos esenciales indicar las vías más idóneas para preservar y desarrollar los logros ambientales alcanzados por la Revolución, superar los errores e insuficiencias detectadas e identificar los problemas ambientales del país que requieren de mayor atención en las condiciones actuales, sentando las bases para un trabajo ambiental más efectivo, en aras de alcanzar las metas de un desarrollo económico y social sostenible.

El cambio climático viene agravando y agravará aún más los problemas ambientales, convirtiéndose en un factor determinante del desarrollo sostenible. Considerando esa situación, el Estado cubano refuerza la protección del medio ambiente y los recursos naturales del país, y reconoce su estrecha vinculación con el desarrollo económico y social sostenible para hacer más racional la vida humana y asegurar la supervivencia, el bienestar y la seguridad de su población.

Pese al bloqueo económico y a sus limitados recursos, Cuba garantiza a sus ciudadanos salud, educación y seguridad social, incrementa la cobertura boscosa y brinda agua potable, lo que todavía constituye una aspiración para muchos otros países. Además, ofrece resultados palpables en cuanto al ahorro y uso racional de los recursos, el rescate de los suelos erosionados, la producción de energía y el desarrollo turístico con el menor impacto ecológico posible.

No obstante los avances en ese sentido, todavía queda mucho por lograr. Para ello resulta imprescindible la sensibilización de la población, pero sobre todo de los niños, adolescentes y jóvenes, con respecto a los problemas del medio ambiente, de su entorno inmediato y del mundial, creando la voluntad de actuar de forma individual y colectiva en la solución de los problemas presentes y futuros.

Ana Rosa Perdomo Sangermés