Han pasado 104 años de su natalicio y los cubanos la recuerdan con un entrañable cariño.
Autor: Ana Rosa Perdomo Sangermés
Celia, menuda, inquieta, vivaz y de gran entereza, se ganó el cariño y la confianza de los hacedores de la Revolución desde el primer momento de la epopeya y en especial del máximo líder indiscutible, el Comandante en Jefe Fidel Castro, desarrollando una inmensa labor en diversas tareas encomendadas por él.
Alejandro de Humboldt, naturalista y geógrafo alemán, nacido y muerto en Berlín, Alemania, tuvo una relación muy particular con Cuba.
Este Primero de Mayo nuevamente las plazas de toda Cuba se llenarán de colorido y allí se alzarán las voces obreras y trabajadoras, junto a todo el pueblo, para enarbolar con fuerza la trascendente consigna elegida para esta ocasión: “Por Cuba juntos creamos”.
Indiscutiblemente, bajo su liderazgo la Casa llegó a ser una institución de alcance internacional, con la convocatoria constante a artistas e intelectuales de distintas partes del mundo y el empeño de mantener los lazos culturales de Cuba con el resto de Latinoamérica. Haydée decía: “la cultura no está sólo en las cosas maravillosas que la integran; está también en el alma humana, es la mayor maravilla”.
La tarde del día 19 de abril de 1961, los heroicos combatientes revolucionarios infligieron al imperialismo la primera gran derrota en América Latina.
El hombre de la brillante arenga en la Convención de Tristán fue, como la mayoría de los jefes revolucionarios de 1868, un criollo de posición desahogada y, como algunos de ellos, un prestigioso intelectual.
A solo cinco meses del triunfo revolucionario, en junio de 1959, Fidel Castro anunció la designación del doctor Raúl Roa García como ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, reconociendo que había encontrado en él un intérprete idóneo de sus concepciones sobre la diplomacia revolucionaria.