Blas Roca Calderío, hombre de excepcional pensamiento y acción revolucionaria, continúa inspirando cotidianamente el quehacer de los cubanos.
Autor: Ana Rosa Perdomo Sangermés
Para poder comprender las razones que llevaron a los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, hay que analizar con claridad meridiana la situación económica, política y social de Cuba a principios de la década de 1950.
Con su ejército heroico compuesto por cholos y llaneros, conmovió las coordilleras andinas y los llanos sudamericanos, al grito de ¡Libertad e Independencia!
Se le recuerda este 17 de julio, a 55 años de su fallecimiento, no solo en su tierra santiaguera natal, sino en todo el país y más allá de las fronteras, porque fue un artista que escaló las altas cumbres de la trova cubana sin poseer estudios de academia.
La idea de celebrar en Cuba el Día de los Niños el tercer domingo del mes de julio partió de la consulta realizada por el Comandante en Jefe Fidel Castro a un grupo de infantes en el Campamento de Pioneros del Parque Lenin, el 6 de julio de 1974.
El Batallón 18 del ejército batistiano, dirigido por el comandante José Quevedo Pérez, penetró hasta la zona de El Jigüe, próxima a la Comandancia General de La Plata, donde también radicaban la fábrica de minas, el hospital y la estación Radio Rebelde.
Poco tiempo después del triunfar la Revolución cubana, su máximo líder Fidel Castro Ruz accedió a posar para el pintor ecuatoriano Oswaldo Guayasamín, a partir de este hecho surgió entre ellos una verdadera amistad y simpatía mutua que duró toda la vida.
Novedosas y creativas, las entregas de la Casa Editora Abril gozan de la aceptación de ese público especial, cargado de sueños y esperanzas, que conforman los niños, adolescentes y jóvenes cubanos